La habilidad para gestionar los cambios y las crisis
En contextos dinámicos, donde la incertidumbre y la volatilidad se imponen, la verdadera fortaleza de un profesional se revela en su capacidad de adaptación, toma de decisiones rápidas y liderazgo sereno. Esta competencia refleja el temple, la resiliencia y la inteligencia emocional con que una persona enfrenta transformaciones repentinas o escenarios críticos. Quien la posee, no solo evita desmoronarse ante la presión, sino que además actúa como agente estabilizador, aporta soluciones viables y redefine el rumbo cuando los planes originales se desvanecen.