La Frustración y La Escritura

La frustración es un sentimiento que aparece cuando no conseguimos lo que queremos o cuando nos suceden situaciones no deseadas.
Según la intensidad del sentimiento y nuestras características personales, podemos reaccionar ante ella con enfado, angustia, ansiedad, etc. Como si el sufrimiento que provoca esa frustración fuera definitivo o pudiera acabar con nosotros, y no como si fuera una situación transitoria.

De alguna manera, tenemos la creencia errónea de que las emociones negativas no forman parte de nuestra vida y ese tipo de sentimientos nos hace sentir fracasados, cuando de manera simple, suele ser la respuesta adecuada a la situación que atravesamos.

Por eso, es demasiado importante no confundir la tolerancia a la frustración con la tolerancia al fracaso.
Los datos mencionados suelen darse en aquellas escrituras flojas o débiles, es decir que no tienen profundidad y esto nos indica que quién escribe acusa un déficit de tensión en los movimientos, los cuales son más o menos flojos, ondulantes o torcidos en cualquiera de sus sentidos direccionales.
El trazado puede ser anguloso y sin tensión o curvilíneo y flojo.

Las personas que tienen baja tolerancia a la frustración necesitan eliminar ese malestar inmediatamente, haciendo lo primero que se les ocurre para conseguirlo. Solo piensan en el bienestar a muy corto plazo y pasan por alto los resultados a medio y largo plazo.
Por eso ante cualquier frustración, por más pequeña que sea, suelen restar importancia a sus verdaderos deseos y los supeditan a esa satisfacción inmediata, con la consiguiente desmotivación y abandono de sus proyectos auténticos.

Aprender a tolerar la frustración requiere de paciencia, algo que no tiene que ver con la necesidad o los tiempos de espera, como con la fortaleza para enfrentar el dolor sin perturbarnos emocionalmente.

Las escrituras que son nutridas en donde la carga de tinta es adecuada, bien formada y donde la claridad es importante para el lector, tienen mucha mejor facilidad para llevar adelante un estado frustrante e incluso, se esfuerzan por superarlo.
La vida de los que toleran las frustraciones conlleva menos estrés y resulta más accesible, ya que podemos enfocarnos en convertir los problemas en oportunidades de cambio y mejora.

La tolerancia a la frustración, resulta importante para llevar adelante una vida feliz, se relaciona con la fortaleza para soportar el dolor sin perturbarnos emocionalmente.

Lo antedicho no sucede con aquellas personas que tienen una escritura floja, débil o desnutrida a pesar de que existan tantos otros escritos que revelan la misma dificultad para superar un estado de frustración.